sábado, noviembre 28, 2009

Estudio en Escarlata, Arthur Conan Doyle


Para la resurrección de mi blog decidí irme por algo entretenido, clásico y más bien rápido de leer. ¿Qué mejor que disfrutar de las aventuras de Sherlock Holmes y su incansable amigo el Dr. Watson?

El escogido fue Estudio en Escarlata, donde se narra el primer encuentro entre los dos amigos y su primer caso juntos, el que marcaría la dinámica de la aventurera pareja. Debo decir que soy fanática de las obras de Sir Arthur Conan Doyle y obviamente de sus personajes también. Me fascina la personalidad de Holmes, con sus contradicciones de genio y de hombre perseguido, que sea tan indomable como el viento y a la vez tan vulnerable que consume drogas para ocultarlo. No es perfecto y muchas veces irrita a no más poder a los lectores - y al fiel Watson por sobre todo- en sus cambios de humor, períodos de inactividad absoluta y la inopia en que se suma a veces. Pero su intelecto brillante, sus deducciones increíbles y a la vez tan lógicas y sus ansias de encontrar la verdad hacen que uno se reconcilie con él casi al instante.
Watson es su sombra y quien le recuerda que no está solo en este mundo. Realmente no le envidio el tener que cuidar a Holmes como amigo ni paciente: no le hace caso, descuida toda preocupación personal, su salud es lo menos importante en su lista y tiene la manía de meterse donde no le llaman. Pero ahí esta Watson, siempre a su lado, cuidando sus espaldas y tratando de seguir las deducciones de su compañero.

Estudio en Escarlata es el primer libro del detective y no es su mejor aventura, hay que dejar eso en claro. La mitad de la novela es sobre el caso mismo y la otra se remonta a la explicación del motivo del asesinato, por lo que si uno quiere mucha acción la segunda parte se hace un poco tediosa.
El caso no es realmente imposible, no es que se haya encontrado a un hombre muerto sin ninguna herida en una habitación cerrada por dentro. Se parece bastante, pero lo que más placer da es ver como Conan Doyle se ríe de la Policía y de Scotland Yard con dos detectives que juntos no hace ni una, por lo que recurren a Holmes para después quedarse con el crédito. Creo que en este libro nos falta más Watson, que a pesar de ser el narrador, no interviene tanto ni demuestra que es capaz de más. También falta la chispa de genialidad innata de Holmes, aunque como ya dije, el el primer libro y no el mejor de todos.
Es entretenido, un clásico imperdible para los amantes de las novelas de detectives. Pero no se queden ahí, ya que hay decenas de historias más de Sherlock Holmes que los dejarán con la boca abierta.

Elemental mi querido Watson.

lunes, octubre 19, 2009

Como agua para chocolate, Laura Esquivel

Casi va a ser un mes desde que no posteo, han sido realmente semanas horribles en la Universidad. Así que traigo este libro que leí hace muchos años y que, haciendo orden, encontré por ahí para releerlo.
Como agua para chocolate es un libro que da hambre. La publicación original fue por capítulos en algún medio escrito, por lo que cada uno está armado como y según una receta de cocina. Laura Esquivel, la autora, intercala la trama narrativa con la preparación de cada platillo y todo lo que ocurre en los episodios tiene que ver con ingredientes, sabores y, siempre, con cocina, por lo que recomiendo tener algo sabroso a mano.

Tita es una mujer desdichada, a la cua la suerte no sonríe. Desde su nacimiento ha estado en la cocina y ahí permanece por el resto de sus días. Está condenada a quedarse soltera, ya que al ser la menor de sus hermanas debe dedicar su vida a servir y cuidar de su mandona madre.
El relato salta de una tristeza de Tita a otra. Se va quedando paulatinamente sola en una casa hostil, con una madre tirana y una hermana en hacerle la vida imposible. Se enamora pero queda en nada cuando su madre lo frustra todo y Pedro decide casarse con su hermana para estar cerca de ella, comenzando así con el larguísimo camino de su amor desventurado.
La autora construye personajes complejos que retratan la realidad latinoamericana rural, lo más profundo y arraigado de nuestros países, sus costumbres locales que en realidad son continentales. Su relato está salpicado con realismo mágico, situaciones increíbles que se vuelven lógicas en ese remoto paraje asechado por revolucionarios y soldados.
¿Qué latinoamericano podría no sentirse identificado con muchas de las situaciones en el texto? Todos hemos vivido historias así en nuestro países, por lo que a pesar de ingredientes y recetas extranjeras nos vemos reflejados todos en los padecimientos y aventuras de la familia.
Tita es fuerte, pero cobarde. No quiere cumplir con su destino, pero no se atreve a ir más allá y desafiar a todo lo establecido. Se sacrifica contínuamente por todos y su preocupación salta de persona en persona, pero siempre olvidándose de sí misma. No puede cortar lazos con Pedri y no puede volar porque la promesa de un supuesto amor eterno sigue allí.


Mi recuerdo era mejor que el sabor que dejó la segunda vez. Como personaje principal, Tita me resulta un poco pasiva, pero es Pedro quien me saca de quicio. ¿La hace sufrir todo el libro y aún así quiere que esté ahí para él? Eso sí, tiene una metáfora preciosa con los fósforos y aquí se las dejo.


"Todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá nunca"

martes, septiembre 29, 2009

Crepúsculo, Stephenie Meyer

Tenemos un cambio, pasamos de libros con contenido, más bien históricos, de historias complejas a la frivolidad pura. Pero todo es literatura y todo merece ser leído y comentado.

Y no había oído de esta historia best seller hasta que un día en la Universidad, una amiga me oyó decir que me gustaba mucho leer y me preguntó si había leído algo de la saga. Siendo sincera, no la conocía ni de nombre, así que me compré el primer tomo.
Siempre me he reconocido como una persona soñadora, imaginativa y romántica, que todavía sueña con príncipes azules. Es por esto que Crepúsculo de Stephenie Meyer me cautivo cuando empecé a leer. Era romanticismo puro, miel y más miel que se derramaba por cada página, un hombre de ensoñacion para cualquier mujer. Edward parecía simplemente perfecto, se enamoraba de una humana como cualquiera, Bella, la que no tenía nada de especial y era encantador bajo cualquier punto de vista. Resumiendo, lo devoré.

(Si no quieres saber qué pasa en el libro, no sigas leyendo...ya avisé!)

Pero al terminar, y entre la vorágine por conseguir el siguiente tomo, noté cierta desazón en mí. La historia era perfecta, sí. Él lo dejaba todo por ella, enfrentaba a su familia y al mundo por el derecho de quererla y a pesar de su perfección, tenía miedo de no ser correspondido. Ella había notado desde un comienzo que no era normal, descubre que es un vampiro y no le importa, y es capaz de enfrentalo todo por el amor de Edward. Ella se pone en peligro por él y casi pierde la vida, pero él la salva heróicamente. Y terminan felices, comiendo perdices.
Pero es todo demasiado perfecto. Y eso que lo dice alguien cuyo segundo nombre es elampagosa, que disfruta con todo lo cursi. Edward no es creíble, es demasiado pasivo, demasiado comprensivo, demasiado perfecto, demasiado preocupado. Es DEMSIADO. Y Bella, bueno, su torpeza es excesiva, su falta de sorpresa y miedo frente a la condición de vampiro de su novio es realmente fantasiosa y la pasividad frente a lo que hace Edward es irreal. A ver... ¿qué persona cuerda en este planeta responde con indiferencia y nada de escepticismo frente al hecho que un compañero sea vampiro?

Creo que Meyer comete el error de simplificar todo en demasía, de caer en lo burdo en el relato y en los personajes. Las mujeres no somos tan pasivas, tan perfectas...y creanme que los hombres tampoco!¨Creo que el mérito habría sido mucho mayor si hubiese conseguido una historia igual de romántica pero con personajes creíbles, más sólidos y consistentes, y con los pies más en la tierra. En fin, un libro que, admito, he releído pero que cada vez me deja un sabor más amargo que dulce en la boca.

domingo, septiembre 20, 2009

El Lector, Bernhard Schlink

Este mes tuve una sorpresa inesperada: dos semanas de vacaciones, una más de lo habitual. En septiembre se celebra el aniversario de Chile y generalmente tenemos una semana libre, pero este año obtuve una más debido a problemas en la Universidad. Hoy terminan y debo decir que no fueron productivas en lo literario. Disfruté muchísmo del tiempo libre, de la primevera y de otros pasatiempos, pero no leí. Hasta que esta semana pasé con mi mamá por una librería y salí con nuevas adquisiciones, una de ellas El Lector, de Bernhard Schlink. Es un libro corto, rápido de leer. Cautivante al máximo, la historia nos lleva a la Alemania post II Guerra Mundial y nos presenta a Michael Berg, un adolescente de 15 años que viene recuperándose de una enfermedad. Un día conoce a Hanna Schmitz, una cobradora de tranvías de 36 años quien lo ayuda y más tarde se convierte en su amante. Viven un romance apasionado, marcado por las lecturas que él hace en voz alta a pedido de ella y por los descubrimientos de Michael sobre la sexualidad, las mujeres y el amor. Pero un día Hanna desaparece y no la vuelve a ver hasta seis años después, cuando siendo él alumno de Derecho va a ver un juicio contra las guardias de Auschwitz y se la encuentra en el banquillo de los acusados.

Cuando Michael vuelve a la casa de Hanna después de un primer encuentro y acepta acostarse con ella, jamás podría haber imaginado lo que ese paso significaría para él. Siendo un muchacho de 15 años, no conocía lo que significa una relación de pareja, el amor o siquiera las mujeres y con Hanna el mundo se abre ante él. Se siente feliz, pero ansioso y siempre preocupado de agradarle, poniendo atención a cada detalle y sintiendose culpable de todos los problemas de su inusual relación.
El libro en realidad se trata de cómo enfrenta Michael su primera relación, todo el secreto que la envuelve y el paralelismo que se forma en su vida. Se trata de cómo lo afecta el abandono y cómo Hanna definirá el resto de su vida. Él trata de no pensar en ella y años desués se convierte en un mísero recuerdo, pero no se da cuenta que condiciona su forma de relacionarse con el mundo y las mujeres. Le teme, la anhela, la extraña y la odia.

Enfrentarse a la realidad de verla de nuevo y de conocer el pasado que ella siempre evitó lo hacen obsesionarse cn ella de nuevo. La sigue en los juicios, la entiende, trata de comprender sus motivos. Y cuando finalmente el juicio llega a su fin, trata de sacarla de su vida, pero inconcientemente siempre vuelve a ella. Se resiste, pero sin saberlo sigue atado a ella. Y lo estarán por siempre.

miércoles, septiembre 16, 2009

El niño del pijama a rayas, John Boyne

Libros, historias y películas sobre la II Guerra Mundial y el Holocausto hay por miles. Es un hecho que permanece en el subconciente de todos como la tragedia más grande de el siglo pasado, la crueldad más enormemente concebida y el alcance del odio y la crueldad humana. Se nos enseña en los colegios, se nos leen relatos y vemos películas, para terminar siempre en la mente con un "nunca más".

En la época contemporánea es difícil emocionarse. La violencia y escenas trágicas están por todos lados, son temas manoseados hasta en cansancio en diarios, telediarios y películas, donde todo parece irreal y lejano. Somos ya impermeables e invulnerables.
Es por eso que se agradece un libro como "El niño del pijama a rayas" del irlandés John Boyne. En él no se encuentra ninguna novedad histórica, nada que no haya sido contado antes, tampoco se reduce o aumenta el horror que significó el Holocausto. Pero aporta ingenuidad, emoción y una mirada nueva que llega a la fibras sensibles ocultas y nos hace volver a sentir.

Vemos el mundo de la Alemania del año 43' a través de los ojos de Bruno, un niño de nueve años que, como dice la contraportada del libro, tiene que mudarse a una casa que tiene una cerca a un lado. Es inocente, imaginativo, explorador. No sabe pronunciar muchas palabras y adora a su padre por sobre todas las cosas. Siempre quiere saber y por eso se molesta mucho cuando no entiende lo que pasa alrededor de su nuevo hogar.
No contaré más de la trama porque gran parte del encanto del libro yace en ella y no quiero arruinarle la sorpresa a nadie. Para poder disfrutarlo al máximo debemos olvidar nuestra edad y volver a ser niños, mirar el mundo cmo lo hace Bruno y tratar de entender todos los sucesos y gente extraña que lo rodean. Puedo decir que en esta visión infantil encontramos el mejor ejemplo de las contradicciones y lo ilógico de situaciones así. Bruno no puede pronunciar correctamente "Führer" y cree que "Heil, Hitler!" es como decir "que tenga usted buen día", mas no obstante se encuentra inmerso en esa realidad que no entiende y que rige su vida. En sus preguntas se encuentran las de cientos de generaciones que todavía no logran descubrir el por qué de tanto odio.

Es una lectura corta, rápida y sencilla hasta casi rozar lo burdo. Pero no por eso menos emotiva, fuerte e inteligente que libros enormes de doble de páginas y palabras difíciles. Si en lugar de tantas películas y clases de historia los colegios hicieran leer esto, todo sería mucho más claro y entendible para los estudiantes.

jueves, agosto 06, 2009

Persuasión, Jane Austen

¿Existe alguna mujer que sea capaz de resistirse a una historia de amor? La respuesta es un categórico no. Hay quienes prefieren verlas en la televisión, algunas en películas y otras leerlas, pero ninguna mujer se puede resistir al encanto de una historia de amor puro y desinteresado. Puede variar el contexto histórico, los personajes, el/la protagonista, los tumultuosos caminos por los que deben transitar para encontrar al amado y su suerte al fin del recorrido, pero el final siempre traerá consigo rostros soñadores y suspiros anhelantes.

Las novelas de Jane Austen se sitúan todas entre la época georgiana y victoriana, cercanas a 1800. Muestran la vida acomodada, tanto en la ciudad como en el campo, y sus protagonistas son siempre jovencitas de desahogada posición que se enfrentan a la sociedad por el amor. En realidad, es casi el mismo tópico de las novelas de hoy en día, pero la diferencia reside en el sutil toque de Austen, de su pulcritud al narrar y a la veracidad de sus historias. No son descabelladas, ni fantásticas...es tan solo el amor en su más pura cotidianeidad.

Debo decir que Orgullo y Prejuicio es una de mis novelas favoritas, y que simplemente adoro a Mr. Darcy. Sensatez y Sentimientos fue la siguiente que leí y no me gustó tanto, las hermanas Dashwood me parecieron poco creíbles y muy extremas: una muy pasiva y la otra demasiado alocada. Es por esto que me demoré bastante en tomar otro libro de Jane Austen y el escogido fue Persuasión.

La protagonista esta vez es Ana Elliot, hija de un Lord presumido y orgullosamente clasista, el cual no se interesa mas que por las comodidades, el aspecto de la gente y si son dignos de ser conocidos suyos o no. La hija es bondadosa y amable, pero bastante influenciable. De aquí viene el nombre de la novela, ya que Ana fue persuadida por una amiga suya de cortar relaciones con Mr. Wentworth, joven de quien estaba profundamente enamorada pero que tenía una situación social diferente a la suya.

La historia nos narra su reencuentro después de varios años. Ana continúa soltera, habiendo rechazado propuestas de matrimonio en el proceso y sigue enamorada del ahora capitán Wentworth. Se encuentran en la casa de la hermana de Ana y mantienen una relación distante y fría, que se va acercando a lo largo de la novela.

Jane Austen logra describir a la perfección los sentimientos femeninos: la angustia de verlo después de tantos años, el miedo de no ser correspondida, la decepción y tristeza al escuchar que "él no la había reconocido", el anhelo y el nerviosismo de verlo y la satisfacción de verse correspondida. En el capitán encontramos al hombre que todas deseamos, uno que nos espere a pesar de los errores cometidos y que tenga el valor de superar las adversidades (en este caso las diferencias sociales) con tal de llegar a nosotras.
Parece tan ideal, tan perfecto. Los protagonistas de Austen son siempre así, hombres que todas desearíamos tener a nuestro lado, pero el gran acierto de la autora es hacerlos reales. No son superhéroes, ni grandes reyes ni mucho menos. Son hombres enamorados.

Ideal para cualquier mujer que desee suspirar por amor.

"No ha habido dos corazones tan abiertos, dos gustos tan similares,
más comunidad de sentimientos ni figuras más recíprocamente amadas"

lunes, agosto 03, 2009

El americano, Henry James

Voy a inaugurar este blog propiamente tal con un libro que me costó bastante terminar: El Americano, del estadounidense Henry James.

Es la historia de Newman, un estadounidense que después de trabajar durante toda su niñez y juventud y hacer muchos millones de dólares, decide viajar a Europa para "conocer el mundo", y "ver todas las cosas importantes y hacer lo que hace la gente inteligente". Se radicará en Francia y entre sus objetivos de viaje está encontrar una esposa, deseo que se ve culminado cuando conoce a Madame de Cintré, joven viuda perteneciente a una casta aristócrata. En ella encuentra la belleza, sofisticación y desafío que buscaba, por lo que se propone hacerla su esposa, pero no contará con la familia, que no se debe olviadar, "tiene más de 800 años".

Lo que nos propone el libro es la mirada más bien estereotipada de un estadounidense en Europa a fines del siglo dieciocho. Es el contraste entre la rancia aristocracia francesa, que reniega de los cambios políticos y que desprecia a Newman por no tener clase, y este "americano" que ha trabajado toda su vida, no le preocupan ni el decoro, ni el honor y los antepasados, y que busca conseguir sus fines persistentemente.

Cabe destacar lo bien definido de los personajes, la sutil forma de James de delinear diferencias y de mostrar las inquietudes de cada uno en el entorno elegante y a la vez claustrofóbico de Paris.

Personalmente encontré un poco largas las descripciones y al comienzo el ritmo de escritura se me hizo un poco lento, pero a medida que avancé se me olvidaron los detalles. Puede ser que se exagere un poco en los estereotipos o caricaturizaciones, ya que Newman resulta al final demasiado bueno, demasiado generoso y poco rencoroso. Madame de Cintré decepciona un poco como pareja del protagonista, ya que es demasiado pasiva, a un extremo de resultar un poco molesta. Los demás personajes son creíbles y hay para todos los gustos: desde el atormentado y alegre Valentín, pasando por madamoiselle de Nioche y su irreverente descaro hasta llegar a el Marqués de Bellegarde: fino, refinado, altanero y orgulloso.


Es un buen libro, retrata bien la Europa del siglo XVIII- XIX y tiene un protagonista imposible de no querer.

viernes, abril 03, 2009

Primer paso

Este es un lugar donde se escribirá de libros......libros y más libros, crítica literaria, consultas y respuestas. Es un lugar en donde todos nos podremos sumir en una duermevela literaria, en donde podremos caer en la ensoñación que producen los libros, en donde podremos casi (sólo casi) desconectarnos del mundo para leer. Ponte cómodo en tu silla o sillón....y a volar!